sábado, 7 de noviembre de 2015

LENGUAJE Y POLÍTICA

El lenguaje es un instrumento, y como tal instrumento puede ser usado y abusado. Entiendo por usado cundo se hace un uso correcto de él, o sea, que sirva para comunicar el pensamiento del hablante. Entiendo por abuso del lenguaje cuando se pervierte  su uso y el lenguaje se usa para mentir, o sea, para ocultar el pensamiento de quien habla o para trasmitir algo falso o incoherente.

Entre el uso y el abuso hay muchos grados intermedios, dependiendo, además del propio lenguaje, de otros muchos factores como el lenguaje gestual, el contexto, las metáforas, los segundos sentidos, las jugadas del inconsciente cuando se cuela en una frase que no se controla, etc., pero sobre todo hay un elemento abusivo o mentiroso en el uso de las obviedades. ¿Qué quiere trasmitir un orador cuando se pasa el rato diciendo obviedades del tipo “hay que buscar el bien general”, “un plato es un plato y una taza es una taza”… Sencillamente está ocultando su pensamiento (si lo tiene) tras palabras huecas o retóricas.

Por eso, en estos momentos de filibusterismo político, son más necesarios que nunca verdaderos expertos en comentarios de textos, hermeneutas de lo que se dice y de lo que se calla, saber ver la relación entre lo que se dice y lo que se hace. Porque es en la praxis y no en la teoría donde está la verdad. El discurso, aunque muy importante, es un elemento necesario pero insuficiente. Porque, aun siendo difícil y necesario traducir al que habla, es más difícil y más necesario traducir al que calla. Porque tanto callar cuando hay que hablar como hablar sin decir nada es uno de los grandes fraudes de la política. “La verdad se corrompe o con la mentira o con el silencio”, decía Cicerón. Las declaraciones públicas de los políticos, con frecuencia son puramente retóricas. No reflejan los anhelos de la sociedad, sino que son eco del posicionamiento hueco y retórico de sus líderes. Se dice lo que no se piensa y se piensa lo que no se dice. Todo ello supone un grave problema político pues la gente no tiene auténticas referencias, los partidos hacen un ejercicio puramente onanista y, como consecuencia, la política sigue ausente. El lenguaje político, con mucha frecuencia, en vez de transformar la realidad sirve para enmascararla.

No sería un mal ejercicio periodístico recoger y comentar algunas frases de las que frecuentemente dicen nuestros políticos. Ahí van algunos ejemplos:

-         Echenique (líder de Podemos-Aragón) dijo hace poco tiempo lo siguiente: “El PSOE cada vez se aleja más de la gente, o sea, de Podemos”. Esto solo tiene una traducción: Podemos es el monopolio de la representación popular. Jamás había visto tanta prepotencia.
-         “Paco, yo creo en ti  estoy seguro que nadie podrá demostrar que no ese inocente (Rajoy, defendiendo a Camps). Para entender su oculto significado (lo que Rajoy realmente pensaba) solo hay que cambiar el orden de las palabras: Paco no es inocente, seguro que nadie podrá demostrarlo.
-         El debate entre Iglesias y Rivera, en el programa de televisión “Salvados”, dio mucho de sí en cuanto a la interpretación de los comentaristas. En primer lugar, la manía de compararlo al boxeo o al futbol y declararlos vencedor y vencido. Lo que convierte a la política en un espectáculo épico y futbolístico. En mi opinión, hubo mucha fuerza física y mental por parte de Rivera. Se le nota lanzado por los sondeos favorables. Sin embargo, yo encontré un Iglesias más maduro y reflexivo, un político que duda y matiza. Qué raro es encontrar matices en la política. Leí en un periódico que “Iglesias llegó a darle la razón a Rivera, lo que selló su derrota”. Poco que añadir. Está claro que no se debe dar la razón al contrario, aunque la tenga. Esa afirmación supone una radical negación del diálogo. Así nos va.
-         Tras la propuesta de resolución de la declaración del inicio de independencia de Cataluña presentada para su trámite parlamentario, dijo Rajoy “Mientras yo sea presidente del Gobierno de España seguirá siendo una nación”. Tras la aparente obviedad, se trata de su primer mitin de la precampaña del 20-D y posiblemente constituirá su idea fuerte de aquí a las elecciones. Ante las ambigüedades y matices de los demás, Rajoy se autopresenta como el único capaz de frenar el independentismo catalán. En ese momento, comenzó a ganar las elecciones.
-         Para finalizar, y como antítesis, la respuesta de El Roto ante la pregunta sobre el lenguaje de los políticos: “Yo hago lo que me dicta la conciencia a través del pinganillo”, dice el político de su viñeta. Todo un tratado sobre lo que se piensa y lo que se dice.


Mariano Berges, profesor de filosofía

No hay comentarios:

Publicar un comentario