Este 12 de mayo de 2024 se celebraron las elecciones en Cataluña adelantadas por Aragonés tras no poder aprobar los presupuestos. Está claro quién ha ganado, pero no está tan claro quién va a gobernar. La información habida y la que está por venir es abundante y fomentan la repetición de argumentos. Por mi parte, voy a intentar una perspectiva más propositiva y espero que menos repetitiva.
La sociedad catalana
demostró su madurez y votó un auténtico cambio de ciclo: pasar página tras diez
años de excesiva y exclusiva liturgia independentista y finalizar el procés.
Ahora son los partidos y los políticos los que deben traducir con negociaciones
y pactos esa voluntad popular. Cualquier otra maniobra, incluyendo la
repetición electoral, será castigada electoralmente por esa misma voluntad
popular. Es muy significativo que la ANC (independentismo irredento) propicie
la repetición electoral.
Se abre un gran abanico
de posibilidades en un parlamento muy fragmentado y sin ninguna mayoría
absoluta por parte de ningún partido en solitario. Lo que sí está claro es que
ha habido un claro ganador, y no solo en votos y escaños, sino también en posibilidades
para liderar un pacto de investidura lógica para la elección del presidente del
govern. Parece que lo más lógico,
sería o un gobierno tripartito Gobierno PSC-ERC-Comunes o investidura de
Illa (PSC) con los votos de PSC-ERC-Comunes y gobierno de Illa en solitario. O
gobierna Illa o hay repetición de elecciones. No parece que haya más
alternativas.
Según la normativa
catalana, antes del 10 de junio debe elegirse el Parlamento y, posteriormente, comienza
el calendario de la investidura para la elección del presidente. Por lo que las
elecciones europeas del 9 de junio se realizarán antes de finalizar los
acuerdos de investidura. Esto libera a los partidos de los condicionamientos
electorales en la campaña europea.
¿Quién es Illa, el
posible presidente catalán? Es evidente que solo puedo hablar por la
información de los medios sobre él. Pues bien, parece una persona tranquila,
responsable y dialogante. Así lo reflejó en su experiencia como ministro de
Sanidad durante la pandemia y, posteriormente, como jefe de la oposición en el
Parlamento catalán. Su personalidad nada estridente y su tono sereno en
palabras y gestos, sería algo muy conveniente para que Cataluña vuelva a ser esa
región pujante en economía, ciencia y cultura que habitualmente ha sido. Y,
sobre todo, va a garantizar una gestión de la realidad, cosa que desde hace
muchos años no existe en Cataluña. La gente de Cataluña ha entendido mayoritariamente
que la independencia, además de ser una tontería, es inviable. El Estado
español tiene mecanismos de sobra, como lo ha demostrado, para imposibilitar la
secesión, que ni es conveniente para Cataluña ni para España. Parece que los
vascos ya lo han entendido, al menos de momento. Bienestar frente a bronca
permanente.
¿Quién es Puigdemont?
Por lo que ha demostrado en su nula gestión pública como presidente y su
posterior andadura como delincuente europeo, es un iluminado peligroso y
tendente al caudillismo. Con Puigdemont la ruina está garantizada. Una vez que
ha conseguido “su” amnistía al módico precio de sus siete votos del Congreso,
está constantemente amenazando con su retirada del pacto que hizo posible el
cambalache. Tras las elecciones tiene la desfachatez de decir que se piensa
presentar a la investidura para retomar el caudillaje de su época anterior y
que tan caro le salió a Cataluña. Puigdemont o el independentismo estéril.
También un recadito
para Comunes Sumar. Bien está que auspicien un gobierno de izquierdas, pero
ello no exige su presencia en ese gobierno. Con solo seis escaños, y en claro
descenso, no está en condiciones de exigir sino de ayudar. Además, no creo que
políticamente sea conveniente para ellos, pues lo que primero tienen que hacer
es vertebrar una verdadera estructura política de frente amplio a la izquierda
del PSOE. Otra cosa es que convenga a algunos individuos personalmente. Pero
ésa es otra historia.
Y ERC, ¿qué papel debe
jugar? Pienso que Aragonés tiene razón cuando dice que su sitio está en la
oposición. Y también tiene razón en retirarse de la política, pues ha
demostrado su ineficiencia como gestor. Su retirada constituye su mejor gesto
político. Sin embargo, ERC tiene un deber moral y político en apoyar una
investidura progresista como es la de Illa. ERC es un viejo partido republicano
y de izquierdas, con suficiente tradición como para saber afrontar momentos
difíciles y esperar otros mejores. No se me ocurre pensar que fuerce una
repetición electoral, pues sería su ruina política. ERC siempre ha sabido
armonizar su ensueño soberanista con la paciencia histórica.
El resto de figurantes
en esta obra, son personajes secundarios que cuentan poco.
Mariano
Berges, profesor de filosofía