viernes, 17 de mayo de 2024

ELECCIONES EN CATALUÑA: GANAR Y GOBERNAR

 


Este 12 de mayo de 2024 se celebraron las elecciones en Cataluña   adelantadas por Aragonés tras no poder aprobar los presupuestos. Está claro quién ha ganado, pero no está tan claro quién va a gobernar. La información habida y la que está por venir es abundante y fomentan la repetición de argumentos. Por mi parte, voy a intentar una perspectiva más propositiva y espero que menos repetitiva.

La sociedad catalana demostró su madurez y votó un auténtico cambio de ciclo: pasar página tras diez años de excesiva y exclusiva liturgia independentista y finalizar el procés. Ahora son los partidos y los políticos los que deben traducir con negociaciones y pactos esa voluntad popular. Cualquier otra maniobra, incluyendo la repetición electoral, será castigada electoralmente por esa misma voluntad popular. Es muy significativo que la ANC (independentismo irredento) propicie la repetición electoral.

Se abre un gran abanico de posibilidades en un parlamento muy fragmentado y sin ninguna mayoría absoluta por parte de ningún partido en solitario. Lo que sí está claro es que ha habido un claro ganador, y no solo en votos y escaños, sino también en posibilidades para liderar un pacto de investidura lógica para la elección del presidente del govern. Parece que lo más lógico,  sería o un gobierno tripartito Gobierno PSC-ERC-Comunes o investidura de Illa (PSC) con los votos de PSC-ERC-Comunes y gobierno de Illa en solitario. O gobierna Illa o hay repetición de elecciones. No parece que haya más alternativas.

Según la normativa catalana, antes del 10 de junio debe elegirse el Parlamento y, posteriormente, comienza el calendario de la investidura para la elección del presidente. Por lo que las elecciones europeas del 9 de junio se realizarán antes de finalizar los acuerdos de investidura. Esto libera a los partidos de los condicionamientos electorales en la campaña europea.

¿Quién es Illa, el posible presidente catalán? Es evidente que solo puedo hablar por la información de los medios sobre él. Pues bien, parece una persona tranquila, responsable y dialogante. Así lo reflejó en su experiencia como ministro de Sanidad durante la pandemia y, posteriormente, como jefe de la oposición en el Parlamento catalán. Su personalidad nada estridente y su tono sereno en palabras y gestos, sería algo muy conveniente para que Cataluña vuelva a ser esa región pujante en economía, ciencia y cultura que habitualmente ha sido. Y, sobre todo, va a garantizar una gestión de la realidad, cosa que desde hace muchos años no existe en Cataluña. La gente de Cataluña ha entendido mayoritariamente que la independencia, además de ser una tontería, es inviable. El Estado español tiene mecanismos de sobra, como lo ha demostrado, para imposibilitar la secesión, que ni es conveniente para Cataluña ni para España. Parece que los vascos ya lo han entendido, al menos de momento. Bienestar frente a bronca permanente.

¿Quién es Puigdemont? Por lo que ha demostrado en su nula gestión pública como presidente y su posterior andadura como delincuente europeo, es un iluminado peligroso y tendente al caudillismo. Con Puigdemont la ruina está garantizada. Una vez que ha conseguido “su” amnistía al módico precio de sus siete votos del Congreso, está constantemente amenazando con su retirada del pacto que hizo posible el cambalache. Tras las elecciones tiene la desfachatez de decir que se piensa presentar a la investidura para retomar el caudillaje de su época anterior y que tan caro le salió a Cataluña. Puigdemont o el independentismo estéril.

También un recadito para Comunes Sumar. Bien está que auspicien un gobierno de izquierdas, pero ello no exige su presencia en ese gobierno. Con solo seis escaños, y en claro descenso, no está en condiciones de exigir sino de ayudar. Además, no creo que políticamente sea conveniente para ellos, pues lo que primero tienen que hacer es vertebrar una verdadera estructura política de frente amplio a la izquierda del PSOE. Otra cosa es que convenga a algunos individuos personalmente. Pero ésa es otra historia.

Y ERC, ¿qué papel debe jugar? Pienso que Aragonés tiene razón cuando dice que su sitio está en la oposición. Y también tiene razón en retirarse de la política, pues ha demostrado su ineficiencia como gestor. Su retirada constituye su mejor gesto político. Sin embargo, ERC tiene un deber moral y político en apoyar una investidura progresista como es la de Illa. ERC es un viejo partido republicano y de izquierdas, con suficiente tradición como para saber afrontar momentos difíciles y esperar otros mejores. No se me ocurre pensar que fuerce una repetición electoral, pues sería su ruina política. ERC siempre ha sabido armonizar su ensueño soberanista con la paciencia histórica.

El resto de figurantes en esta obra, son personajes secundarios que cuentan poco.

Mariano Berges, profesor de filosofía

 

viernes, 3 de mayo de 2024

LAS MEMORIAS DE JAVIER LAMBÁN

 


Javier Lambán acaba de publicar Una emoción política: Memorias de un servicio a Aragón y España. Una biografía que desde el año 1983 en que es elegido concejal del Ayuntamiento de Ejea (su pueblo) hasta mayo de 2023 en que tiene que abandonar la Presidencia de Aragón por el tsunami electoral del 28-M, supone una experiencia de 40 años en la que, menos ministro y presidente del gobierno central, ha sido todo. Pienso que, independientemente de ser más pro o anti-Lambán, merece la pena leerlas y pensar sobre ellas o a propósito de ellas. En mi caso, confieso mi estrecha amistad con Javier Lambán, y confieso que he tenido que hacer un esfuerzo para huir de la hagiografía.

En primer lugar, hay que decir que las memorias están muy bien escritas. El libro tiene muchos datos y es ameno. Su intencionalidad manifiesta es la lucha contra el tiempo y el olvido y un manifiesto contra el desprestigio de la política. Pero, sobre todo, yo destacaría que, por debajo de los datos autobiográficos, late en todo momento un pensamiento político bien argumentado. Su referente Azaña suele aparecer con frecuencia y siempre bien traído.

Se trata de un ejercicio intelectual de memoria y reflexión, y tiene una rara honestidad intelectual: pensar y hablar (escribir), incluso un tanto impúdicamente, para que los demás lean y juzguen. Digo esto porque unas memorias siempre suenan a una cierta vanagloria personal. No es éste el caso, pues se trata de unas memorias que tienen una cierta propedéutica, incluso desde una mirada crítica hacia ellas.

Las distintas situaciones, instituciones, épocas, amigos… son él, y siempre tienen un hilo conductor, él, a través de su pensamiento. Independientemente de estar de acuerdo o no con él, hay que reconocer que Lambán sabe mucho de política y es coherente. Siempre mantiene su voz propia. Y, además, nos hace pensar, que es lo mejor que se puede decir de un libro.

Este tipo de libros autobiográficos tiene antecedentes históricos. Desde Las Confesiones de Agustín de Hipona, un modelo de biografía interior. Dice el autor en ellas: no son mis actos los que yo describo, sino a mí: es mi esencia. Constituyen un magnífico ejemplo de introspección como elemento literario. También Montaigne en sus Ensayos dice: yo soy el objeto de mi libro. Íntimo y desnudo. Dudoso de todo, solo cree en la verdad y en la libertad. Sin olvidar a Descartes, que existe pensando. Su pensamiento constituye el argumento fundamental de su existencia. Y llegando a Sartre que, huyendo de toda retórica y como manifestación plena de su existencialismo, define al hombre como la suma de todos sus actos. Bueno, pues Lambán, al final de su extensa vida política, tiene el momento y el derecho a definirse. Y eso es lo que hace en este libro de memorias.

El libro desgrana todo lo que Lambán entiende como digno de destacar a lo largo de su vida, sean aspectos emotivos o políticos. Desde su infancia y juventud en Ejea, Zaragoza y Barcelona hasta el mismo día de su despedida de la Presidencia de Aragón. Desde sus inicios anarquistas hasta su archiconfesada militancia socialdemócrata, siempre argumentada y secuenciada. Desde sus afectos juveniles hacia Cataluña, más bien Barcelona, hasta su profunda aversión hacia el independentismo catalán (nunca hacia Cataluña). Sus reconversiones personales hacia la Monarquía, Iglesia, Ejército y Empresa. Su descubrimiento y amor por Aragón, desde donde predica la unidad territorial de España y la igualdad de los españoles, criticando la discriminación a favor de vascos y catalanes. En mi opinión, quizás el capítulo mejor técnica y políticamente, sea el dedicado al problema catalán hoy. Con muchos datos, algunos de ellos poco conocidos, bien secuenciados y bien argumentados.

Cierra el libro con un claro propósito de concordia mientras caminamos hacia la fecha de España 2036 (centenario da la obscena guerra civil), repitiendo, una vez más, su preocupación por la convivencia pacífica de los españoles, el problema territorial de España, cuya solución piensa que sería la modificación de la CE hacia una España federal, y reivindicando el prestigio y la imprescindibilidad de la política. En su colofón final, habla de su enfermedad y de su familia, encomendándose a la racionalidad y serenidad epicúreas.

En definitiva, estamos ante un libro muy bien escrito, de una recomendable lectura, incluso para los no politizados, pues, al fin y al cabo, se trata de una autobiografía de una persona apasionada por la política y que expone sin ningún pudor sus hitos más sobresalientes para que nosotros ejerzamos de voyeurs y valoremos su validez y utilidad.

Mariano Berges, profesor de filosofía