La
política tiene praxis y relato. La praxis es de toda la vida. El relato es
propio de la era de los grandes medios de comunicación de masas. Hoy una
política puede fracasar por la inexistencia de una praxis propia que demande su
ideología y sus votantes o puede también fracasar por la inexistencia de un
relato o discurso que le otorgue presencia mediática y reconocimiento por parte
de la ciudadanía.
Por
ejemplo, el momento que actualmente le toca lidiar al PP y a Rajoy es malo
económicamente pero bueno políticamente. Como el momento álgido de la crisis
coincide con el principio del mandato de Rajoy, cuando comience a remontar -que
remontará- todo el mérito se le atribuirá al método reduccionista con que el PP
ha desmontado el mínimo Estado de bienestar que había en España. Igual que ya
pasó en el 2000 con Aznar y su “milagro económico”.
La
economía va por ciclos y la política incide muy poco en la reversión de esos
ciclos. Cuando Zapatero hizo su harakiri el 12 de mayo de 2010 con un 10 % de
lo que Rajoy ha hecho posteriormente, la cuestión importante es que lo que hizo
Zapatero iba contra la línea de flotación del ideario socialista, mientras que
lo que hace Rajoy es la esencia del más crudo neoliberalismo conservador. Y es
ahí donde aparece el relato de la política. Zapatero se queda sin relato y
Rajoy se mueve como pez en el agua en el suyo. A Rajoy le ha tocado el momento
oportuno para contar la narrativa más coherente con su ideario: adelgazamiento
del Estado de bienestar, negación de lo público, destrucción de los derechos
laborales (la Reforma Laboral del PP va a ser la cuestión más difícil de
neutralizar en el futuro), desprestigio de los partidos políticos y de los
sindicatos... Item más, existe el tópico político que dice que las políticas
conservadoras gestionan mejor las crisis. Falso. No hay más que ver el modelo
social europeo gestado por la socialdemocracia y su destrucción por parte del
neoliberalismo conservador.
Pero
cualquier lego en economía sabe que la capacidad de un Gobierno europeo para
incidir en la economía de su país es muy limitada. Dice Joseph
Nye en su recomendable Las cualidades del líder, “los líderes son como
surfistas en espera de grandes olas”. En política nada es del todo real ni nada
puramente artificioso pero, al menos, hay que mantener un relato de tus
presupuestos y su viabilidad. Recordando a Castilla del Pino, que decía que la libertad no es hacer lo que uno
quiere sino “hacer lo que uno quiere de entre lo que puede”, la comunicación pública
consiste básicamente en saber captar el estado de ánimo de una población y
ajustarte a los márgenes dentro de los cuales puedes contar tu historia de la
manera que te permita hacer lo que quieres dentro de tus posibilidades.
La oposición del
PSOE, se encuentra aún noqueada: independientemente de su alejamiento del
poder, no ha elaborado aún su relato, lo que le resta credibilidad y liderazgo social.
Precisamente ahora, en la oposición, tiene una oportunidad para cambiar de
registro. Yo siempre he pensado que Zapatero evitó el rescate que Rajoy va
aceptar con la sonrisa en los labios. Lástima que el líder socialista no se
atreviese a ir más lejos. Aunque la partida la tenía políticamente perdida ya
que su relato era contradictorio con sus señas de identidad e inverosímil.
Posiblemente debería haber adelantado elecciones generales con un relato nuevo
y posible que, al menos, ilustrase a la ciudadanía española de lo que se estaba
jugando y qué opciones había en el tablero político español y europeo.
Si nadie corrige
esta visión de las cosas, en un par de años nos van a entregar una economía
débil, trabajadores con menos derechos, un Estado maltrecho y con menos
libertades. No ejerzo de profeta sino de cronista: no hay más que observar las
medidas tomadas o anunciadas en economía, reforma laboral, educación, sanidad, dependencia,
sueldos, aborto… Y, además, todo nos lo muestran como necesario y con un
gobierno valiente y disciplinado “al que
lo queda más remedio”. Si los progresistas no cambiamos el relato nos va a
costar mucho quitarnos ese pesado arquetipo de destructores de la economía, mientras
los conservadores se estarían dejando la piel en levantar el país. El
socialismo debe salir de su aletargamiento y debe recuperar la credibilidad a
través de una política clara y rotunda, sin matices confusos ni ambigüedades
calculadas. Debe revisar su pasado reciente, identificar sus errores y elaborar
un discurso claro y con líderes creíbles que lo expliciten. Al socialismo español
le falta relato. Y praxis.
Mariano
Berges, profesor de filosofía