sábado, 18 de agosto de 2012

LA POLÍTICA: PRAXIS Y RELATO


La política tiene praxis y relato. La praxis es de toda la vida. El relato es propio de la era de los grandes medios de comunicación de masas. Hoy una política puede fracasar por la inexistencia de una praxis propia que demande su ideología y sus votantes o puede también fracasar por la inexistencia de un relato o discurso que le otorgue presencia mediática y reconocimiento por parte de la ciudadanía.
Por ejemplo, el momento que actualmente le toca lidiar al PP y a Rajoy es malo económicamente pero bueno políticamente. Como el momento álgido de la crisis coincide con el principio del mandato de Rajoy, cuando comience a remontar -que remontará- todo el mérito se le atribuirá al método reduccionista con que el PP ha desmontado el mínimo Estado de bienestar que había en España. Igual que ya pasó en el 2000 con Aznar y su “milagro económico”.
La economía va por ciclos y la política incide muy poco en la reversión de esos ciclos. Cuando Zapatero hizo su harakiri el 12 de mayo de 2010 con un 10 % de lo que Rajoy ha hecho posteriormente, la cuestión importante es que lo que hizo Zapatero iba contra la línea de flotación del ideario socialista, mientras que lo que hace Rajoy es la esencia del más crudo neoliberalismo conservador. Y es ahí donde aparece el relato de la política. Zapatero se queda sin relato y Rajoy se mueve como pez en el agua en el suyo. A Rajoy le ha tocado el momento oportuno para contar la narrativa más coherente con su ideario: adelgazamiento del Estado de bienestar, negación de lo público, destrucción de los derechos laborales (la Reforma Laboral del PP va a ser la cuestión más difícil de neutralizar en el futuro), desprestigio de los partidos políticos y de los sindicatos... Item más, existe el tópico político que dice que las políticas conservadoras gestionan mejor las crisis. Falso. No hay más que ver el modelo social europeo gestado por la socialdemocracia y su destrucción por parte del neoliberalismo conservador.
Pero cualquier lego en economía sabe que la capacidad de un Gobierno europeo para incidir en la economía de su país es muy limitada. Dice   Joseph Nye en su recomendable Las cualidades del líder, “los líderes son como surfistas en espera de grandes olas”. En política nada es del todo real ni nada puramente artificioso pero, al menos, hay que mantener un relato de tus presupuestos y su viabilidad. Recordando a Castilla del Pino, que  decía que la libertad no es hacer lo que uno quiere sino “hacer lo que uno quiere de entre lo que puede”, la comunicación pública consiste básicamente en saber captar el estado de ánimo de una población y ajustarte a los márgenes dentro de los cuales puedes contar tu historia de la manera que te permita hacer lo que quieres dentro de tus posibilidades.
La oposición del PSOE, se encuentra aún noqueada: independientemente de su alejamiento del poder, no ha elaborado aún su relato, lo que le resta credibilidad y liderazgo social. Precisamente ahora, en la oposición, tiene una oportunidad para cambiar de registro. Yo siempre he pensado que Zapatero evitó el rescate que Rajoy va aceptar con la sonrisa en los labios. Lástima que el líder socialista no se atreviese a ir más lejos. Aunque la partida la tenía políticamente perdida ya que su relato era contradictorio con sus señas de identidad e inverosímil. Posiblemente debería haber adelantado elecciones generales con un relato nuevo y posible que, al menos, ilustrase a la ciudadanía española de lo que se estaba jugando y qué opciones había en el tablero político español y europeo.
Si nadie corrige esta visión de las cosas, en un par de años nos van a entregar una economía débil, trabajadores con menos derechos, un Estado maltrecho y con menos libertades. No ejerzo de profeta sino de cronista: no hay más que observar las medidas tomadas o anunciadas en economía, reforma laboral, educación, sanidad, dependencia, sueldos, aborto… Y, además, todo nos lo muestran como necesario y con un gobierno valiente  y disciplinado “al que lo queda más remedio”. Si los progresistas no cambiamos el relato nos va a costar mucho quitarnos ese pesado arquetipo de destructores de la economía, mientras los conservadores se estarían dejando la piel en levantar el país. El socialismo debe salir de su aletargamiento y debe recuperar la credibilidad a través de una política clara y rotunda, sin matices confusos ni ambigüedades calculadas. Debe revisar su pasado reciente, identificar sus errores y elaborar un discurso claro y con líderes creíbles que lo expliciten. Al socialismo español le falta relato. Y praxis.
Mariano Berges, profesor de filosofía

sábado, 4 de agosto de 2012

LA ADMINISTRACIÓN LOCAL (II)



Procedemos a la segunda entrega del artículo anterior sobre la Administración Local (más propio sería decir Gobierno Local) exponiendo un análisis somero del anteproyecto de Ley para la racionalización y sostenibilidad de la Administración Local.

En este documento se percibe una vez más la volatilidad y contingencia del Gobierno de Rajoy. Piensan que con una declaración de intenciones plasmada en el BOE, los mercados y Bruselas van a hacer un acto de fe en España. Esto no funciona así. Las reformas estructurales no deben ser fagocitadas por coyunturas económicas, por muy apremiantes que éstas sean. Ya Aristóteles decía que la virtud del gobernante debe ser la prudencia, cuya etimología latina es pro-videre, o sea, prever, ver más lejos que los demás. Justo lo contrario del coyunturalismo actual, que nos lleva a un cortoplacismo preñado de estéril inmediatez.
Esta reforma dice pretender una mayor racionalización de la Administración Local y una clarificación de las competencias municipales para ganar en eficiencia. Para ayudar a ello refuerza la figura del interventor local y lo saca de la libre designación presidencial para convertirlo en un auténtico fiscalizador extramunicipal. ¿Un regreso a los cuerpos estatales y a la despolitización de los ayuntamientos?
Para conseguir este objetivo se fortalece a las diputaciones provinciales, que asumirán algunas (o muchas) competencias de los ayuntamientos. Las diputaciones ya no se dedicarán solo a sus funciones tradicionales de asistencia y cooperación con los ayuntamientos. Si esto se plasma en la realidad institucional, transformaría toda la organización provincial en aspectos tan esenciales como recursos, estructura y gobierno. Y los ayuntamientos serán vigilados respecto a sus propias competencias, que les serán sustraídas y transferidas a las diputaciones si no demuestran su capacidad económica y técnica para llevarlas a cabo. Lo que les sucedería a casi todos los ayuntamientos de Aragón. Desaparece también cualquier otra figura de gobierno intermedio como las mancomunidades. ¿Y las comarcas? Parece lógico que también desapareciesen ya que, además de subsumir las funciones de las mancomunidades, constituyen un gobierno intermedio innecesario, caro y redundante. Asturias y Aragón (las únicas con comarcas funcionando) no parecen regiones importantes como para evitarlo. Otra cosa muy distinta es lo que propone el anteproyecto sobre la desaparición o agrupación de los municipios menores de 20.000 habitantes. Esto es materialmente imposible. La reducción de servicios (más que de competencias) o la encomienda de funciones, podría ser una solución más ajustada a la realidad.
Luego aparecen en el documento otras medidas de gobierno local. Limitación del personal eventual y una completa funcionarización de la dirección institucional. Fuera cargos de confianza y de libre designación. El anteproyecto confunde gobierno con administración. Lo mismo sucede con la reducción del 30 % del número de concejales y el límite de los sueldos de los alcaldes. Todo vale en la continua labor de desprestigio de la política y los políticos. Llegaremos a aquella expresión genial del Caudillo “Haga usted como yo, no se meta en política”.
Es curioso que las CCAA no aparecen casi a lo largo del documento. Es como si ya hubiesen sido recortadas sus competencias respecto a la Administración Local. Quizás el inconsciente sea más significativo que la letra. Pero lo que verdaderamente asusta es el despojo competencial de los ayuntamientos, rozando si no lesionando la CE. Que es necesaria una nueva Ley de Régimen Local está claro. De hecho hay un borrador anterior a la crisis durmiendo el sueño de los justos. Pero también hay que tener en cuenta que no es bueno legislar a golpe de ocurrencia y de coyuntura. La planta institucional de un país es algo muy serio como para improvisar. Su elaboración tiene que venir precedida por profundas reflexiones y debates por parte de expertos en la materia, que hay muchos y competentes. Si la Ley quiere permanecer en el tiempo, servir para cohesionar la sociedad y organizar la convivencia política, tiene que contar inevitablemente con una gran  mayoría política y social, al menos un gran pacto de Estado entre los dos partidos mayoritarios.
Concluyendo, el margen de mejora del anteproyecto es amplio y no difícil de consensuar si se trabaja desde el sentido de Estado que todo representante público debe tener. Una sociedad es lo fuerte que son sus instituciones. La crisis pasará y las instituciones permanecerán. Sobran corporativismos, partidismos y electoralismos de corto vuelo.
Mariano Berges, profesor de filosofía