viernes, 6 de enero de 2012

Lo fundamental y lo secundario

Lo fundamental y lo secundario

MARIANO Berges 06/01/2012

En general, cuando alguien pretende que algo no se conozca o que no funcione se dedica a boicotearlo distrayendo al público con cuestiones "importantes" o "urgentes". Lo que comúnmente se denomina como meter ruido en el sistema. En España y en Aragón hay demasiados asuntos en el candelero mediático como para que el ciudadano normal pueda valorarlos adecuadamente y diferenciar lo realmente importante de la mera distracción.

Al ruido hay que añadirle la crispación creciente entre los distintos personajes públicos. En España hay poca crítica política, que es suplantada por los cotilleos, por los silencios o directamente por los insultos. Sin embargo no parece que sea lógico, pues si algo caracteriza a un sistema democrático es que formal y procedimentalmente todo está en su sitio. La sociedad tiene unos expertos liberados (los políticos) para que, en la proporción que el electorado ha decidido, se dediquen a discutir, legislar y gobernar lo más conveniente para la sociedad. Además, tanto los empresarios como los trabajadores tienen sus organizaciones representativas con un potente papel de interlocución y capacidad de presión ante los distintos gobiernos. Todo debería funcionar razonablemente bien, incluso aburridamente. ¿Por qué, entonces, tanto ruido extra-institucional y tanta agresividad pública?

SE PODRÍA entender que los partidos o sindicatos con poca representatividad y que entendiesen que sus legítimos intereses y objetivos no estuviesen suficientemente defendidos, protestasen extra-institucionalmente para llegar a los medios. Y aún se entendería más que sectores marginales, sin ninguna representación y con una vida en condiciones durísimas y vergonzantes, explotasen y manifestasen extra-institucionalmente su rabia. Y aún se entendería más que los jóvenes protestasen radicalmente por su inestabilidad laboral y su incierto futuro. Pero ¿por qué meten tanto ruido los grandes partidos, las personas instaladas en el sistema? Habrá que pensar que hay algo vergonzante bajo las apariencias que define realmente el auténtico sentido de la cuestión.

Soy de los que creen en la política y en los políticos, en su necesidad general y en su prescindibilidad particular. Todos los políticos son necesarios como estrato representativo y cada uno de todos ellos son prescindibles individualmente. Soy también de los que piensan que la alternancia en el poder es conveniente y terapéutica. Pero todo ello como y cuando quiera la soberanía popular. Ésta es la cuestión fundamental.

Profesor de filosofía