Es
difícil sustraerse al atentado de París en el momento de elegir el contenido de
este artículo. También uno quiere evitar ser un mero eco de los medios y, menos
aún, una plañidera más de lo malos que son algunos. Pero solo me vienen a la
cabeza ideas sueltas e imágenes espeluznantes. No es fácil trazar una conexión
causa-efecto y abrirnos a la política como ciencia terapéutica que los humanos
hemos inventado para racionalizar y humanizar las tragedias causadas por los
dioses.
La
primera idea que se me ocurre es que el acto criminal llevado a cabo por el
Estado Islámico (EI), aunque no puede justificarse sí que puede explicarse. El horror
recientemente vivido en París es pan de todos los días en Siria. Hay una viñeta
de El
Roto en la que un soldado occidental
reflexiona a bordo de un avión: “los días pares les
arrojamos bombas, y los impares les suministramos armas”. Trágico y evidente. Lo
que sucede es que las vidas de los naturales de unos países son más baratas y
anónimas que las de otros. Por eso unas muertes son noticia y otras, no. París
es mucho París.
Hay muchas preguntas sueltas que nadie va
a contestar. Por ejemplo, ¿quién financia el Estado Islámico? Putin ha arrojado una afirmación de que hay países del G-20 que
financian al EI. Supongo que será a través de la compra de petróleo que vende
el propio EI. ¿Existe una financiación explícita por parte de los países del
Golfo, especialmente Arabia Saudita? Con Al Qaeda sí que la hubo. El doble
juego de algunos países lo explica mejor la viñeta de El Roto que mi texto.
Un atentado como el de París es relativamente fácil de ejecutar. Cuando hay
personas capaces de inmolarse todo es posible. Y parece ser que no faltan. Es
más, la reacción militar de Francia contra el EI alimenta la estrategia
yihadista y aumentará su número de mártires y cruzados. ¿Quién no recuerda
aquello de que “la sangre de los cristianos es semilla de nuevos cristianos”?
Cuando la religión está por el medio sobran la lógica y la política. La espiral
de la violencia se hace indefinida y eterna.
Una
organización terrorista sin verdaderos ejércitos pero con heroicos kamikaces,
es capaz de mantener en jaque al resto del mundo. ¿Es ajustada, conveniente y
eficaz la rápida respuesta de Francia bombardeando Siria? En cualquier caso,
insuficiente como guerra, pues hacen falta también intervenciones por tierra, e
insuficiente políticamente. En esta cuestión de la “guerra contra el EI”,
observamos que la política está totalmente ausente. Nuestros dirigentes no
gestionan las causas de la realidad sino sus consecuencias. Esto les hace
analizar los acontecimientos a posteriori y, por lo tanto, no inciden en ellos.
La sociedad asiste impertérrita al espectáculo, con las emociones a flor de
piel y con la tragedia a la puerta de casa. La guerra es la negación de la
política.
Porque la
historia del terrorismo yihadista no es de hoy, sino que comienza en la cárcel
americana de Camp Bucca (Irak) en
2003 y se consolida en la cárcel de Abu Graib, también americana. De ellas
salieron los líderes de Al Qaeda y del actual EI. Solo han aprovechado el caldo
de cultivo actual de la guerra de Siria para conseguir el territorio que
cualquier Estado precisa. En 2011 surge el EI, que ha superado a Al Qaeda en
poder, eficacia y número de militantes. Su capital está en Raqqa, convertida en
capital del califato, que cuenta con más de 30.000 soldados, que han emigrado
desde todo el planeta. (200
proceden de España). Ocupan un tercio de Siria e Irak y sueñan con expandirse
por el mundo, incluido Al`Andalus. Además, saben usar las nuevas tecnologías
con una gran eficacia publicitaria y emocional. Los auténticos damnificados son
la población civil del EI, presos de una violencia fascista y objetivo de las
bombas “liberadoras” occidentales.
Últimamente me ha llamado la atención un video que funciona por la red y cuya
tesis es que las migraciones de los islámicos (invasión lo llaman), con su
prolífica descendencia, van a constituir la mayoría en las poblaciones europeas
dentro de pocos años. Independientemente de que sea acertada o no tal profecía ,
está clara su autoría ideológica. Pero todavía está más clara su eficacia en
las emociones y credos de la gente de a pie. ¿Qué hacer con las migraciones? El
último acuerdo de la UE en La Valetta parece una toma en consideración de la
tesis del video. Cualquier decisión es complicada, pero, a veces, el criterio
ético es, además del más válido moralmente, el más eficaz. Industrialicemos el
tercer mundo. Incluso puede ser un buen negocio para ciertos países
occidentales, además de solucionar un montón de problemas. Aunque esta postura
tendría una gran resistencia por parte de los fabricantes de armamento (30 % de
la industria USA).
Mariano Berges, profesor de filosofía