miércoles, 18 de febrero de 2015

NO ES CASUALIDAD SINO CAUSALIDAD

Confieso abiertamente que me pongo a escribir este artículo sin una línea mental previa, ya que estoy anonadado por la cantidad y la rapidez de noticias. No sé qué  saldrá. El título lo he puesto después de terminar el artículo.

Ya ha empezado el trepidante año de 2015: a las muchas elecciones obligadas, se han añadido dos voluntarias, Andalucía y Cataluña. Y las elecciones de Grecia, que también parecen españolas. Así de intensamente las hemos vivido. Pero también ha habido otras noticias. El conflicto de IU-Madrid, al que Podemos no es ajeno. En realidad, Podemos no es ajeno a nada ni a nadie. La firma del PSOE de Sánchez con el PP de Rajoy de un pacto antiterrorista, con la cadena perpetua de fondo, que en el pacto se admite “por responsabilidad” y a continuación se recurre constitucionalmente. Muy difícil de explicar y de entender.

Y yo que creía que podría reflexionar sosegadamente sobre los hechos políticos. O estoy viejo, que lo estoy, o el ritmo de lo que pasa no hay mente que lo pueda procesar, que también.

Permitidme una anécdota personal. Hace unos días formé parte de  una mesa redonda de cinco partidos de izquierda. Los organizadores (CODEF) tuvieron el detalle de entender que el PSOE era de izquierdas. No lo entendían así los otros cuatro de la mesa: IU, CHA, Podemos y Ganemos. Por cierto, los cinco éramos varones. Ya dejaron constancia de ese detalle las mujeres. Pues bien, Ganemos y Podemos demostraron que son lo mismo, aunque formalmente se distingan (poco-nada). Su discurso fue muy flojo, sus argumentos fueron simples y vacíos, sencillamente se dejaron querer como un apetitoso soufflé. IU estaba que no podía aguantar más por integrarse en Ganemos Zaragoza. Le pregunté si con siglas o sin siglas. No contestó. Y CHA, a la que invitaban constantemente a integrarse en Ganemos, se negó porque, de lo contrario, quien defendería a Aragón. Yo reivindiqué la modernización de España con gobiernos socialistas y lamenté la poca renovación del PSOE.

Cuento esto porque, de alguna manera, refleja mi estado de ánimo. En una situación llena de incertidumbres siempre surge la pregunta ¿qué hacer? Pero también te asalta la duda de no estar donde hay que estar, o no hacer o lo que hay que hacer, o no decir lo que hay que decir. Pero sí que tengo una cosa por cierta: lo que sucede no es casual, sino causal. Hay que seguir echando mano del “sospechoso” Freud. El fenómeno Podemos no es casual. El pacto Rajoy-Sánchez no es casual. La desbandada de IU no es casual. El adelanto de elecciones en Andalucía y Cataluña no es casual. Y este artículo tampoco es casual, pues está causado por muchas causalidades que parecen casualidades.

La última noticia-bomba ha sido la encuesta del CIS: gana el PP, segundo Podemos y el PSOE queda desplazado a un tercer lugar, con lo que aún pactando con Podemos queda relegado a ser una potente bisagra. Pero eso son las generales y para eso queda mucho tiempo, que se le va a hacer larguísimo a Podemos, y que va a depender de los logros políticos del nuevo gobierno griego, que tiene poco margen de maniobra. Pero antes están las municipales y autonómicas, donde los viejos partidos repiten rostros y los nuevos no tienen aún ni nombre.

¿Que es mejor ser historiador que profeta? Tampoco obligo a nadie, solo intento reflexionar desde mis parámetros personales. Todo el cambio se reduciría a pasar de un bipartito a un tripartito. Siguen el PP y el PSOE, más o menos debilitados, y ha aparecido Podemos como nuevo en este “Juego de tronos”. Pero ¿estamos hablando de un juego o de reformar la sociedad española? El PP sigue a lo suyo, cuya máxima se puede tomar de una vieja viñeta de El Roto: “Haced que lo intolerable parezca imprescindible”, dice el potentado a sus esbirros. El PSOE, que en mi opinión es el que mejor lo podría tener, no hace uso de sus propios recursos, que son muchos. Pero para ello necesita dos requisitos previos: 1) Reivindicar la modernización que ha habido en España, logro socialista fundamental. 2) Separar de su seno a todos los que han tenido responsabilidad política en todos los desmanes habidos. Que son muchos más que los imputados judicialmente. Hasta que no lo haga le faltará  la  credibilidad mínima para sostener un discurso socialista.

Y falta el tercero del tripartito, Podemos. Poco más se puede decir sin repetirse. Solo recordar que, tras el italiano M5S de Grillo y Syriza de Tsipras, es ya el tercer torpedo antipartido (¿quién los fabrica?) que aspira a ser partido y sentarse en el trono. El problema no es que lo consiga, el problema es quién y cómo va a arreglar España.

Mariano Berges, profesor de filosofía