sábado, 5 de octubre de 2019

… ES LA ECONOMÍA, ESTÚPIDO






La ventana indiscreta
En los últimos días ha habido dos
cuestiones aparentemente importantes: la irrupción de Errejón
en el tablero electoral español y la detención de nueve miembros de los CDR
independentistas catalanes. Ambas cuestiones están relacionadas con dos
sentencia del juicio a los independentistas catalanes, que parece ser que
acontecimientos próximos: las elecciones del próximo 10 de noviembre y la
grandes protagonistas del circo español, políticos y medios de comunicación,
saldrá en octubre. Ambos hechos generarán el ruido suficiente para que los dos
tengan munición de subsistencia para una temporada.

Si yo fuera Errejón me recluiría en un
monasterio a pensar. Sobre todo a intentar responder toda una batería de
interrogantes que su presencia abre. ¿Se presenta o lo presentan? ¿Se trata de
España, perdón “país”, o de él? ¿Se presenta para paliar el hartazgo o para
perdió en Vistalegre II. Va ser una campaña hueca y con desideratas futuribles
capitalizarlo? Parece ser que Errejón descubrió el pluralismo político cuando
para comentarlas.
difíciles de cumplir. De Cataluña, esperaremos la sentencia y sus consecuencias

Pero nada de esto es la auténtica
realidad, sino que es la economía mundial la que marca el futuro inmediato. Ya
hace tiempo que no son los países los que imponen las condiciones de vida de
sus gentes, sino las grandes corporaciones mundiales que operan transnacionalmente
con una impunidad total. Es la famosa globalización. Los partidos políticos se
desgañitan en hacer creer a los votantes que es la vida de la gente la que les
posibilidades de formar parte de la auténtica realidad de los ciudadanos. 
preocupa. Pero los programas que presentan, en el caso de que así sea, no pasan
de ser una colección de frases, más o menos biensonantes, que tienen pocas

¿Qué es lo importante para los ciudadanos
españoles? Fundamentalmente, una cosa muy simple: si van a poder vivir con una
mínima dignidad. Lo que no parece sencillo ni claro con la perspectiva que se
va por delante de la media europea, cuando la realidad es que España suele ir
vislumbra. Nuestros políticos se llenan la boca con que el desarrollo español
energética, el resultado es otro muy distinto. En economía, cada uno maneja los
por detrás tanto en la aceleración como en la desaceleración de la economía. Si
observamos la deuda española, el porcentaje de paro y la dependencia
parámetros que le cuadran con el resultado al que quiere llegar.

Niño Becerra es
uno de los economistas que más y antes ha escrito sobre la gran crisis de 2008.
En su último libro, “El crash. Tercera fase” (Roca
Editorial), mantiene que la crisis no ha finalizado,
sino que estamos en la tercera fase de una crisis que
nos va a llevar a otro modelo económico donde habrá una "nueva
normalidad", caracterizada por la desaparición de la clase media,
el desempleo estructural, subempleo elevadísimo y una alta desigualdad.
Esta fundada opinión contradice a la opinión reinante entre los políticos
españoles de que la crisis ha finalizado. Sin la cosmética del Banco Central
Europeo (BCE), que tiene en su poder un cuarto de billón de euros de la deuda
española, no se podría mantener esa opinión. Algunos llegan a decir que como la
deuda es impagable, lo que es cierto, ya se solucionará políticamente con
la deuda está en el pago de los intereses. España paga al año 30.000 millones
quitas y compensaciones. Sin embargo, no piensan en que el verdadero negocio de
Yo pienso que es por dos razones, porque no se atreven y porque no saben.
de euros por los intereses de su deuda. Sin embargo, nadie habla de economía.

Nadie, por ejemplo, se atreve a decir
que, con los parámetros económicos actuales, las pensiones son insostenibles,
que gracias a los miserables salarios se sostienen muchas empresas, que el
pluriempleo va a ser la tónica reinante, que la omnipresencia de
la tecnología definirá un nuevo modelo productivo que ya no necesitará la masa
de individuos y que se traducirá en desigualdades y en la desaparición de la
una mísera realidad obligatoria para los que no tengan otros ingresos y así
clase media, que la renta básica no será una opción política progresista sino
mantener la paz social.

Tras esta tenebrosa perspectiva da risa
pensar en el papel de Errejón y en los problemas del identitarismo catalán.
¿Cuándo acabaremos con los entretenimientos infantiles? Ojalá Niño Becerra se
equivoque y yo con él, pero pintan bastos y aquí parece no pasar nada.

Mariano Berges, profesor de filosofía

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