La
UJP-UGT (los jubilados y pensionistas de UGT-Aragón) hemos celebrado en
Orihuela del Tremedal unas jornadas de tres días sobre Envejecimiento Activo
(EA). Son los típicos días de convivencia y debate en un tiempo-espacio
agradables y con gente interesante. El resultado ha sido muy positivo. Analizar
las principales dificultades de las personas mayores tras la crisis económica y
sus demandas más acuciantes, reflexionar sobre el papel de las personas mayores
en el espacio social y analizar las posibilidades de incidencia en el amplio
colectivo de jubilados y pensionistas, son algunos de los objetivos que
perseguían estas jornadas.
En
1999, la OMS adoptó el término “Envejecimiento Activo” como el proceso de optimización de la vida a medida que las personas
envejecen. En el mundo hay 600 millones de personas mayores de 60 años, cifra
que se duplicará en 2025, según la OMS. En España hay 10.547.340 (22,7%) y en
Aragón 348.524 (26,30%), de los que 301.311 son jubilados o pensionistas. Son
datos suficientemente poderosos como para dejar de pensar en los viejos como
simple objeto de atención. Los mayores deben ser considerados como sujetos
autónomos, incluso como personas que desarrollan críticamente esa autonomía.
Hay que darle la vuelta a la vieja percepción caritativa y construir nuevos
relatos y nuevas políticas con y para los mayores, pues el envejecimiento de la
población es uno de los mayores triunfos de la humanidad y también uno de
nuestros mayores desafíos. Autonomía, Independencia, Calidad de vida y
Esperanza de vida saludable para las personas mayores deben pasar a ser
objetivos políticos prioritarios de los diversos gobiernos. Los derechos
ciudadanos de los mayores deben sustituir a la caridad asistencial. La salud,
la vivienda y las prestaciones sociales deben aparecer en la Constitución
Española (CE) como derechos reales y ejecutables, como ya los considera teóricamente
el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el artículo 14
de la Carta Social Europea y el artículo 50 de la CE. Pero no solo eso, sino
que la sociedad debe aprovechar el talento y disposición de los jubilados en
pos de la transformación social.
Hay
que huir de dos percepciones falsas por excesivamente polarizadas: la del viejo
frágil, improductivo y dependiente, y la percepción de la madurez dorada. La
realidad es diversa, poliédrica y muy compleja. Las situaciones realmente
existentes son muy diversas, desde los que tienen una calidad de vida
envidiable hasta los excluidos y marginales. Todos son ciudadanos y con todos
hay que actuar desde los poderes del Estado. A los desiguales hay que tratarlos
desigualmente, que es el principio de igualdad equitativa. Porque si entre las
personas jóvenes y adultas hay una gran diversidad de situaciones, entre los
viejos la diversidad puede llegar a límites trágicos. ¿Qué hay de común entre
un jubilado rico, con buena salud y con grandes posibilidades de viajar y
divertirse respecto de un viejo marginal?: Que les queda poco tiempo de vida.
Pero la diferencia de la calidad de la vida que les queda es abismal. Añádase a
esta diferencia otras como salud, cultura, afectividad, integración, etc.
Cuando se habla o se escribe hay que generalizar, pero sin olvidar nunca los
matices.
Desde
la perspectiva de los viejos se entiende mejor la cuestión de la eutanasia, que
no es más que un ejercicio individual de libertad respecto a la cantidad y
calidad de vida que uno desea para sí mismo. Sin interferencias inventadas o
impuestas. También se entiende mejor la realidad de las residencias de mayores:
la necesidad de una amplia cobertura y de precios políticos y distributivos.
Igualmente las guarderías infantiles, cuyos precios prohibitivos y horarios
reducidos y poco flexibles, impiden el necesario trabajo de los dos componentes
de una pareja joven y/o justifican la explotación de los abuelos.
Para
finalizar, un decálogo sobre la vejez: 1) Ser viejo no significa ser un inútil.
2) Trabajo y jubilación no son términos irreconciliables. 3) Los conocimientos
y experiencias de los viejos no deben perderse (formación intergeneracional).
4) Las NN.TT. juegan un papel muy importante entre los viejos. 5) Evitar la
exclusión de los viejos es una obligación de la sociedad. 6) Cuidado con la
explotación de los abuelos con la coartada de los nietos. 7) Los viejos siguen
siendo sujetos dignos y ciudadanos productivos. 8) Si la salud es básica, para
los viejos es imprescindible. 9) La sociedad debe tratar de manera desigual las
situaciones de desigualdad. 10) Los medios de comunicación deben modificar
radicalmente su relato sobre los viejos, ya que la realidad es una construcción
social de los medios.
Mariano Berges, profesor de filosofía
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