domingo, 13 de octubre de 2013

Los PGE, paradigma y símbolo Montoro considera, frente a la realidad, que los Presupuestos Generales del Estado tienen carácter social


 El presupuesto anual es la expresión más significativa de la voluntad política de un gobierno. Es la más fiel traducción de la teoría política a la práctica cotidiana. "Presupuestos de la recuperación y con marcado carácter social", dice Montoro de los Presupuestos del Estado para 2014. No dirán lo mismo 29 millones de personas, entre empleados públicos, pensionistas y parados y el 80% de asalariados que seguirán perdiendo poder de compra (seguramente irrecuperable) en 2014. Y lo que es más grave, no serán los padres los más perjudicados, aún habiendo devaluado un 20% su salario unos y habiendo perdido el trabajo otros. Por primera vez los hijos van a vivir peor que sus padres. Eso los afortunados. Otros hijos no van a encontrar un trabajo mínimamente digno. Estos presupuestos prosiguen la castración del desarrollo material y mental de las próximas generaciones. Y, sin embargo, las calles no explosionan. Hay muchas manifestaciones, pero perfectamente asimiladas por el poder. Es el milagro de la "sagrada familia" como colchón protector de pobres desamparados. Cuando el manto protector de la sagrada familia desaparezca, los pobres desamparados permanecerán y posiblemente explotarán. ¿Será ya tarde?


LA DEUDA PÚBLICA española es del 92,2% del PIB (943.000 millones de euros), cuando hace 5 años era menos de la mitad. Y ya no se puede recortar más sin peligro de asfixiar a la enferma sociedad. Parece evidente que el problema fundamental no está en los gastos sino en la injusta política fiscal y en la megalománica estructura del Estado español. En cualquier caso, estamos ante una deuda imposible de pagar, que acabará siendo parcialmente condonada con contrapartidas políticas en la línea neoliberal de los últimos años. Como ha sucedido con la financiación de las cajas y bancos.

Por otro lado, según las encuestas, el PP baja en los sondeos electorales, el PSOE no sube, IU y UPD suben poco. ¿Quién gana? La depresión colectiva y el fracaso como sociedad. Pero al final, las frías matemáticas podrían dar la victoria otra vez al PP, con lo que se verían respaldados en su nefasta política llevada a cabo en los cuatro años anteriores. Que, aún en la situación en que estamos, el PP vuelva a ganar en las urnas, nos hace volver la mirada hacia el PSOE como principal partido de la oposición, incapaz de remontar y recoger votos de los que el PP va perdiendo. Siempre el partido de la oposición lo ha tenido más fácil en coyunturas difíciles por el simple hecho de no gobernar. Pero en nuestro caso no es así. La sociedad española todavía no ha perdonado al PSOE la política errónea del segundo mandato de Zapatero. Y no solo eso, sino que la corrupción tampoco le es ajena, aunque no con la intensidad del PP.

PERO LO QUE HAY que analizar es el modelo social que, con todos sus errores, la socialdemocracia ha configurado y que el PP en dos años va destruyendo a un ritmo trepidante y posiblemente irreversible. El paro, la desigualdad, la pobreza, la crisis institucional y, sobre todo, la percepción ciudadana de que todo es empeorable, no es algo achacable al gobierno anterior, sino cosecha propia conservadora. Sin embargo, nada de esto está siendo capitalizado por los socialistas en expectativas de voto. Es más, Rubalcaba es peor calificado que Rajoy en las encuestas. Quizás sea este el efecto más tangible de la atmósfera 15-M y otras colateralidades. Sin duda fue un aldabonazo en la conciencia colectiva y movilizó a una juventud conformista. Pero sus consecuencias han ido más allá de la voluntad de sus protagonistas, incluso contra ella. El resultado fue un aumento notable de la abstención, un duro castigo al PSOE, y la instalación en el poder de gobiernos profundamente regresivos. No puedo menos que recordar la abstención de los anarquistas españoles que dieron lugar al bienio negro en 1934.

La pregunta básica es ¿Por qué Rubalcaba, político inteligente y persona íntegra, no supera en las encuestas el mínimo histórico electoral y, por lo tanto, no es un buen candidato? ¿De qué estamos hablando, de nombres o de proyecto? Los próximos días 8, 9 y 10 de noviembre celebra el PSOE su esperada conferencia política, la que tendría que elaborar el discurso socialista del siglo XXI e iniciar la regeneración ética y política de la socialdemocracia española. El peligro está en que el ruido mediático de los sondeos se oiga más que las ideas. El cambio social que este país va a necesitar, tras el gobierno de la derecha, requiere de una amplia mayoría social, política y electoral. Y esto pasa por la socialdemocracia como eje fundamental. Solo con una política común de mínimos progresistas, y con unos candidatos creíbles y capaces, el ciudadano español podría volver a confiar en la política.



Profesor de Filosofía

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