Por circunstancias
personales, escribo este artículo con mucha antelación a la fecha de su
publicación. Concretamente, ente la primera votación y la segunda de la sesión
de investidura. Lo advierto para contextualizar su contenido en el tiempo. En
este artículo me propongo desarrollar brevemente tres aspectos: la investidura
de Mariano Rajoy, el conflicto interno del PSOE y las próximas elecciones
vascas y gallegas del 25 de septiembre próximo.
1. Investidura fallida
en su primer intento: 170 síes y 180 noes. Se prevé lo mismo en su segundo
intento del viernes 2 de septiembre. Las terceras elecciones están a la vista.
Da igual que sean el 25 o el 18 de diciembre. No merece la pena volver a
repetir todas las posibilidades de pactos existentes. Más bien yo propondría
que todos los opinadores callásemos hasta que los partidos políticos digan lo
que tengan que decir, si es que tienen algo que decir. Porque el ruido ambiente
creado es tan repetitivo, aburrido y absurdo que deberíamos aprender a valorar
la hermosura del silencio.
El debate de la
investidura ha gozado de una fuerza dialéctica interesante. Lo de mejores o
peores va en gustos, pero cada uno ejerció su papel ante sus votantes con dignidad.
Otra cuestión distinta es si nos situamos en una perspectiva de praxis
política, ya que lo que se pedía a los partidos era la conformación de un
gobierno para España. De eso, salvo Ciudadanos, nadie habló. Bueno, y el PP,
pero éste por necesidades del guion más que por convicción. Pareció que
estábamos ya en campaña de las terceras elecciones. ¡Horror! Me temo que, si se
cumplen mis temores, la abstención y el voto en blanco van a tener una fuerte
presencia en las urnas de diciembre.
2. Respecto del PSOE,
todo lo que se diga aquí puede ser usado en contra de uno, pero el pensamiento
libre y la palabra como vehículo del mismo es lo último a lo que hay que renunciar.
El discurso de Pedro Sánchez fue sólido
y bien armado pero duro y sin alternativa. No dejó ni una puerta abierta y
pareció negar cualquier atisbo reflexivo si las circunstancias cambiasen. Hubo
bastante de sobreactuación y tremendismo. Porque el discurso no era para
aprobar una oposición sino una acción política que facilitara o impidiera la
gobernabilidad de España, a sabiendas de que aún quedan dos meses de proceso. Quizás
la razón sea que el discurso fue hacia fuera y hacia dentro. Ya se sabe que
hacia fuera la épica negativa surte buenos efectos. Y hacia dentro, marca
posiciones y condiciona el futuro debate. Porque el discurso de Sánchez, en
síntesis, fue el siguiente: NO definitivo del PSOE a Rajoy y al PP; si alguien (del
PSOE) quiere abstenerse que lo manifieste y que se moje. Yo espero a las
primarias del partido. El resto fue el envoltorio procedimental, bien vestido y
con notas a pie de página.
Por cierto, corre un
Manifiesto por la prensa, con muchas firmas de notables, que pide una pacto
entre PSOE, Podemos y Ciudadanos para formar un gobierno alternativo al PP. Eso
ya lo podían haber hecho los tres partidos en la anterior investidura de
Sánchez. Muy difícil que dos partidos semejantes en casi todo pacten un
gobierno conjunto. En cierto modo, eso mismo propuso Albert Rivera en su
intervención de este martes 30, pero con Rajoy de presidente. Dijo,
dirigiéndose al PSOE y pidiéndole su abstención, “Ustedes y nosotros, y Podemos
si se suma, podemos legislar juntos; le pido que valoren la potencia y
dimensión de nuestra fuerza unida para hacer oposición”. La fuerza legislativa
estaría en el Parlamento (Cámara Legislativa) y no en el Ejecutivo. Lo que
sería una novedad en la política española.
3. El próximo 25 de
septiembre tienen lugar las elecciones vascas y gallegas. Las segundas son más
fáciles de analizar. O el PP vuelve a conseguir mayoría absoluta y Núñez Feijoo sería de nuevo Presidente, o no la consigue y todos los
demás partidos se coaligan y eligen Presidente al candidato de Mareas a al
candidato del Partido Socialista de Galicia. El resultado será muy ajustado. Si
Ciudadanos entrara en el Parlamento gallego podría matizar esta afirmación.
Son más problemáticas
las elecciones vascas. PNV, Bildu y Podemos van a competir fuertemente y la
presidencia autonómica se dilucidará por las coaliciones que se formen
posteriormente. Si el PNV se deja ayudar por PSOE y PP, si es que suman, podría
tener repercusión en un segundo momento de la investidura española, porque los
5 escaños del PNV en Madrid valen su peso en oro y dejarían al PP a un solo
voto de la mayoría absoluta. ¿El diputado Quevedo de Nueva Canarias?
Moraleja: en la
realidad todo está interrelacionado.
Mariano
Berges, profesor de filosofía
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